lunes, 9 de febrero de 2015

No quiero quererte

Y una vez mas, y sirviendo de precedente, se desata una emoción sincera y sin freno. Y me sorprende en medio de mi tarea de bricolaje emocional. Y maldigo la hora en que decidí comenzar este alicatado, porque esa emoción descubre la brecha por la que afloran todos los miedos:

Miedo a extrañarte a todas horas.
Miedo a no ser capaz de estar a la altura, o simplemente a no ser capaz de ser.
Miedo a no compatibilizar tu mundo con el mío sin cesiones que atraigan rupturas.
Miedo a que realmente seas como imagino.
Miedo a que tu sonrisa me deshaga.
Miedo a volar a tu lado en silencio con solo mirarte.
Miedo a equivocarme de nuevo.
Miedo a ser una marioneta  en tus manos.
Miedo a hacerte grande y volverme chiquitito.
Miedo a que toda seguridad sea una seguridad aparente y que se desmorone como lo ha hecho.
Miedo infantil, si; pueril, inmaduro.
Miedo canalla, ruin miserable. Que me aleja de la realidad, alejándome de ti.
Miedo a que tu momento sea muy distinto del mío.
Miedo a que no me quieras o no puedas quererme.
Miedo a este miedo, que hace que no quiera quererte.